El Castillo, un mundo feudal en Xalapa

*Una construcción particular, ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad de Xalapa, nos lleva a un mundo habitado por magos y dragones; una curiosidad de la capital

Javier Salas Hernández

Xalapa, Ver.- Su singular diseño, semejante a un castillo medieval, rompe con la cotidianidad y con el trazo de construcciones un poco más actuales.

A la distancia, sobresalen sus dos torres, como evocando aquellos cuentos donde los caballeros escalaban para encontrase con las doncellas o profanadas por invasores que pretendían conquistar la ciudad.

En menos de cuatro metros de ancho, se erigieron enormes paredes rústicas con piedras y tabiques de aproximadamente diez metros de alto; la izquierda con tres pequeñas ventanas de metal, dejan abierta la curiosidad por saber qué hay en su interior.

Las calles y avenidas de esta megalópolis veracruzana esconden curiosidades tangibles que pasan desapercibidas ante el vertiginoso ritmo citadino. Ahí están expuestas y dispuestas a ser descubiertas, deseando ser contempladas.

Parece un anhelo intangible distraer la mirada de quien, por las calles, va sorteando y esquivando a los más lentos, y que, en ocasiones baja al arroyo vehicular para avanzar más aprisa, parece un anhelo imposible ante el ritmo de vida apabullante de esta ciudad.

Pero dicen que la perseverancia tiene su recompensa y esta curiosa construcción de la calle Hidalgo, en pleno corazón de la ciudad, lo demuestra.

En lo alto de la torre derecha se aprecia un observatorio, que como una relato fantástico fue utilizado por los vigías encargados de dar la voz de alerta ante la llegada de intrusos, aunque contrasta por un estilo fuera de época.

Tal parece un diminuto Partenón encima de un castillo; el arte medievo y griego separados por una distancia abismal.

Contemplar el singular castillo hace volar la imaginación para transportarnos a un mundo feudal habitado por magos y dragones, por caballeros medievales rayando sus briosos corceles por las calles enlodadas.

Ahora sobrevive entre calles pavimentadas y tendidos de cables de energía eléctrica y telefónica, un mundo totalmente diferente a su época.

La construcción y las que se encuentran a su lado, refleja fielmente el medievo, un periodo que quedó atrapado en medio de dos bloques de tiempo, la época medieval y la llamada época moderna.

 

 

 

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